Generalmente cuando hablamos de ir hacia adentro, de
reconocer lo que Verdaderamente somos, se crea confusión. Y surgen preguntas
tratando de aclarar la misma.
Estamos acostumbrados a lidiar con un ego o personalidad que
sigue actuando de acuerdo a lo que su estructura de creencias le dicte.
Que elige? de acuerdo a los cientos de experiencias que
haya tenido, y por lo general, desde las no tan buenas.
Que atrae? personas, circunstancias, éxitos o fracasos, de
acuerdo a su karma o aprendizajes pendientes.
Que se conduce? tratando de ser aprobado, reconocido y
exitoso (¿para quién?).
Que vive "negociando" con personas y situaciones
para poder sostener el control y sentirse seguro y con menos temor.
Que se deja llevar por lo que escucha, lo que le muestran, lo
que se rumorea, lo que se critica, lo que los otros (tan humanos como él) dicen
que es bueno o malo, o importante. Y en
medio de todo esto las sensaciones acosan, y podríamos a veces sentirnos
enojados, otras frustrados, otras angustiados y buscamos desesperadamente fuera
de nosotros algo que nos distraiga, divierta y saque de la mente aunque sea por
unos minutos.
Agotador, ¿verdad?
Somos seres hechos de Luz pura, llena de Sabiduría, Amor y un
Poder que si nos animáramos a contactar se nos acabarían las dudas y los
temores. El reencontrarse es poder empezar a discernir, cuándo actúa la
personalidad, y empezar a abrirle camino a la salida de esa Luz interna.
Y esto se logra de muchas maneras y por muchos caminos, pero
fundamentalmente animándonos a mirarnos sin posturas, sin disfraces, sin la
fachada que usamos para el mundo que habitamos.
Buscar la forma de meditación a la que más fácil nos
adaptemos, tener minutos de silencio y auto observación, buscar actividades que
nos ayuden a entrar en una frecuencia de mayor serenidad.
El contacto con el Ser se reconoce rápidamente ya que nos
colma de una inmediata sensación de calma y hasta lo que consideraríamos
problemas dejan de serlo por un instante ayudándonos en una visión diferente de
lo cotidiano.