Teoría conspirativa
Una teoría de la conspiración o teoría conspirativa puede definirse como la tentativa de explicar un evento o una cadena de eventos, sucedidos o todavía por suceder, ya sea percibidos o reales, comúnmente de importancia política, social, económica o histórica, por medio de la existencia de un grupo secreto muy poderoso, extenso, de larga duración y, generalmente, malintencionado. 1 2 La hipótesis general de las teorías conspirativas es que sucesos importantes en la historia han sido controlados por manipuladores que organizan los acontecimientos desde «detrás de escena» y con motivos nefastos o, por lo menos, egoístas.
Dado que hechos que han tenido lugar por causa de una conspiración históricamente demostrada son simplemente explicados como debidos a «conspiraciones», «complots», etc., el término «teoría de conspiración» generalmente se usa para destacar la supuesta falta de justificación epistémica adecuada de una explicación,5 destacando, en general, su carácter de explicación «alternativa» a las «oficiales» o a la ofrecida por las autoridades, y evaluándola como especulativa, falsa o intencionada por motivos no lícitos.6
Terminología
El término «teoría conspirativa» se usa como descripción, para algunos neutral, de cualquier aseveración de conspiración. «Conspirar» significa «unirse en secreto acuerdo con el fin de efectuar un acto ilícito o impropio o para usar tal medio para llevar a cabo un fin ilícito».8 Sin embargo, el término «teoría conspirativa» también se usa para indicar un género narrativo que incluye una amplia selección de argumentos (no necesariamente relacionados) a favor de la existencia de grandes conspiraciones que en caso de ser ciertas tendrían profundas implicaciones sociales y políticas.[cita requerida]
El primer uso registrado de la expresión «teoría conspirativa» data de 1909. Originalmente, se trataba de un término neutral, pero, durante los avatares políticos de la década de 1960, el término adquirió su actual sentido peyorativo.9 El término ingresó en un suplemento al Oxford English Dictionary a principios de 1997.10
En un ensayo de Daniel Pipes, según él, «adaptado de un estudio preparado para la CIA»,11 se intenta identificar las creencias que distinguen la mentalidad conspirativa de patrones más convencionales de pensamiento:
las apariencias engañan;
las conspiraciones conducen la historia;
nada es al azar;
el enemigo siempre gana;
poder, fama, dinero y sexo dan cuenta de todo.12
El término «teoría conspirativa» es usado por académicos establecidos y en cultura popular para identificar un tipo de folcloresimilar al de una leyenda urbana, especialmente un relato explicativo que se construye con fallos metodológicos particulares.13 El término también se usa peyorativamente para desestimar aseveraciones que se consideran mal concebidas, paranoicas, sin fundamento, extravagantes, irracionales o no merecedoras de consideración seria. Por ejemplo, los términos «chiflado conspirativo» y «teorizador conspirativo» se usan en ocasiones peyorativamente. Algunos de los que mantienen teorías o especulaciones que son tildadas de «teorías conspirativas» rechazan el término por prejuicioso.[cita requerida]
El hecho de que una aseveración conspirativa particular pueda tildarse de teoría conspirativa de forma imparcial o neutral generacontroversia. La teoría conspirativa se ha vuelto un término de alta carga política, y la fuerte crítica de los «teorizadores conspirativos» por parte de académicos, políticos, psicólogos y medios supera las líneas políticas tradicionales de derecha e izquierda.[cita requerida]
El académico estadounidense Noam Chomsky contrasta la teoría conspirativa como más o menos lo opuesto al análisisinstitucional, el cual se enfoca mayormente en el comportamiento público a largo plazo de instituciones conocidas públicamente, según se registra, por ejemplo, en documentos académicos o reportes de medios de comunicación, en lugar de coaliciones secretas de individuos.14 15
Evaluación de la validez de teorías conspirativas
Tal vez el aspecto más discutible es el problema de decidir la veracidad de una teoría conspirativa en particular al punto de satisfacer tanto a sus proponentes como a sus opositores. Las acusaciones particulares de conspiración varían ampliamente en su verosimilitud, pero pueden aplicarse algunos estándares comunes para evaluar el valor de verdad probable en cada caso particular:
Navaja de Occam: ¿es el relato alternativo más, o menos, probable que el relato establecido?
Metodología: ¿están bien construidas las pruebas ofrecidas a favor del argumento, es decir, usando una metodología contundente? ¿Hay algún estándar claro para determinar qué evidencia probaría o refutaría la teoría?
Delatores: ¿cuántas personas (y de qué tipo) deben ser conspiradores leales?
Algunas de estas pruebas pueden tener lados negativos también. Por ejemplo, una aplicación excesiva de la «navaja de Occam» puede llevar a la aceptación de visiones de la historia «sobresimplificadas».
También, como ejemplo de los «delatores», puede argumentarse en contra de la teoría de que «el cáncer es un hongo fácilmente curable» que «sería necesario mantener bajo control las investigaciones de un número demasiado elevado de médicos y oncólogos, por lo que tarde o temprano alguno de ellos revelaría la verdad».
A menudo se objeta la aserción de que la no existencia de conspiración alguna se demuestra con la falta de filtraciones o delatores. Dado el éxito del gobierno británico en hacer que miles de personas mantuvieran la operación Operación MK Ultra en secreto (y así asegurar que no pudiera publicarse ninguna historia confiable de la Segunda Guerra Mundialhasta la década de 1970), es obvio que esto no es un indicador fiable. Tampoco hubo ninguna o casi ninguna filtración en conspiraciones tales como el Holocausto o el terrorismo de Estado en Argentina en las décadas de 1970 y 1980. Además, la existencia de delatores no se suele exigir en teorías conspirativas oficiales.
Conspiraciones verificadas
En ocasiones, algunas alegaciones de conspiración particulares resultan fácilmente verificables, como sucedió con el intento de encubrimiento por parte del gobierno francés tras las acusaciones de Émile Zola en el caso Dreyfus, o con los esfuerzos de la policía secreta del zar para fomentar el antisemitismo presentando Los protocolos de los sabios de Sion como texto auténtico.16
Algunos argumentan que la realidad de tales conspiraciones debe advertir sobre cualquier desestimación casual de la teoría conspirativa. Muchos autores y casas editoriales que publican sobre «teoría conspirativa», como Robert Anton Wilson y Disinfo, usan conspiraciones verificadas como evidencia de lo que puede lograr una trama secreta. Con ello buscan responder a la aseveración de que las conspiraciones no existen o que cualquier teoría conspirativa es necesariamente falsa. Un número de conspiraciones ciertas o posiblemente ciertas se citan siguiendo esas líneas; la mafia, el complot contra Franklin D. Roosevelt en 1933, el programa MK Ultra para el control de la mente, varias participaciones de la CIA en golpes de estado, la operación Northwoods, el testimonio en 1991 de Nayirah ante el congreso de Estados Unidos con el objetivo de conseguir el apoyo del público estadounidense para iniciar la Guerra del Golfo, el estudio Tuskegee de sífilis no tratada en el varón negro, la conspiración del tranvía de General Motors, el complot del Servicio Secreto Británico para desestabilizar al primer ministro Harold Wilson y el debate de conocimiento previo sobre Pearl Harbor, entre otros.[cita requerida]
Teorías conspirativas que luego fueron comprobadas o rectificadas
Las llamadas operaciones de bandera falsa.
Las teorías sobre el asesinato de Kennedy. El Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos fue establecido en 1976 para investigar los asesinatos de John F. Kennedy y deMartin Luther King; las investigaciones del comité duraron hasta 1978, y en 1979 emitieron el informe final. En dicho informe dijeron que, basándose en las pruebas disponibles, el presidente John F. Kennedy fue probablemente asesinado como resultado de una conspiración. El Departamento de Justicia, el FBI, la CIA y la Comisión Warren fueron severamente críticados por dicho comité por su pobre desempeño en las investigaciones llevadas a cabo, y el Servicio Secreto fue tildado de deficiente en su protección al Presidente.
El Holocausto, que durante la Segunda Guerra Mundial fue considerado como un rumor sin fundamento o con descripciones demasiado increíbles para ser ciertas.
Las intrigas y las preparaciones golpistas por parte de generales derechistas, tras los resultados de las elecciones españolas de 1936, y finalmente la sublevación del 18 de julio que condujo a la Guerra Civil Española.
La Operación MK Ultra, programa de investigación secreto de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos, vinculado a los proyectos ARTICHOKE,BLUEBIRD, MKDELTA y CHATTER entre otros, que trataba de encontrar métodos para controlar la mente, y que salió a la luz públicamente gracias a la comisión Rockefelleren 1975; en el momento de salir a la luz no tuvo mucha repercusión, pero varios años después este sería bastante conocida.
La Operación Ajax: el golpe de Estado iraní de 1953 fue una operación orquestada por el Reino Unido y los Estados Unidos para derrocar al gobierno del primer ministroMohammad Mosaddeq y su gabinete. Gracias a la labor de Kermit Roosevelt, que trabajaba para la CIA en una operación encubierta, se sobornó a distintos cargos de las administraciones iraníes, lo que facilitó el golpe.
La Organización Nacional del Yunque.
El escándalo del Watergate sobre las escuchas ilegales del presidente estadounidense Nixon a sus rivales del Partido Demócrata.
La Operación Gladio.
Los GAL en España, organizados por algunas personas del gobierno del Partido Socialista Obrero Español de entonces.[cita requerida]
La Operación Blancanieves: nombre en clave para un conjunto de operaciones coordinadas por L. Ron Hubbard —creador de la cienciología— con el fin de infiltrarse en el IRS, el FBI e incluso la CIA; el objetivo consistía en obtener información y beneficios para el culto.
Atentados contra la Embajada de Israel (1992) y la AMIA (1994) en Buenos Aires por agentes iraníes, que generaron varias teorías conspirativas en las que involucraban a grupos neonazis, grupos policiales, al gobierno de Siria e incluso a un autoatentado frente a la hipótesis oficial que apuntaba a Hezbolá.
Los ataques con ántrax en 2001, inicialmente atribuidos a Al Qaeda; más adelante se demostró que las esporas provenían de un laboratorio del gobierno de Estados Unidos.17
La Guerra de Irak fue principalmente por el petróleo (reconocido por Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal estadounidense en aquella época); las supuestas armas de destrucción masiva de Sadam Hussein (el «casus belli»), que sirvió como argumento para la invasión de Irak, así como la supuesta vinculación de Al-Qaeda con el gobierno iraquí.[cita requerida]
Los continuos sabotajes de Israel y Estados Unidos al programa nuclear iraní;18 y los entrenamientos de la Fuerza Aérea Israelí para un posible bombardeo de instalaciones nucleares.
La falsedad de las afirmaciones de algunas personas del gobierno del Partido Popular español sobre los atentados del 11-M,19 20 21 22 23 consecuencia de la invasión y posterior Guerra de Irak en la que España se vio sumida, salpicando a Mariano Rajoy por las armas de destrucción masiva,24 25 y a José María Aznar,26 incluido un engaño aDurão Barroso.27
La obsolescencia programada; los productos tienen una vida limitada deliberadamente en la lógica de la economía del consumismo
Teorías conspirativas en la ficción
Dado su potencial dramático, las conspiraciones son un tema popular en novelas o películas de acción y ciencia ficción. Una historia compleja se rearregla como obra moral en la que gente malvada produce eventos malos y gente buena identifica a aquellas personas y las vence. Estas teorías conspirativas ficticias ofrecen narraciones claras e intuitivas en las cuales el complot de los conspiradores encaja estrechamente en las necesidades dramáticas del complot de la historia. Como se mencionó anteriormente, el aspecto cui bonode las teorías conspirativas semeja un elemento de historias de misterio: la búsqueda de un posible motivo escondido.
Dr. Strangelove es una comedia de 1964 sobre la incredulidad hacia el conflicto nuclear moderno. El fin del mundo se precipita por los engaños del General Jack D. Ripper, quien está al mando de un ala aérea nuclear del Mando Aéreo Estratégico. El General Ripper cree que hay una conspiración comunista que amenaza con «minar y purificar» los «preciosos fluidos corporales» de los estadounidenses con agua fluorizada.
Conspiración es una película de suspense de 1997 sobre un chófer de taxi (interpretado por Mel Gibson) que publica un boletín de noticias en el que discute lo que él sospecha ser conspiraciones del gobierno, resultando que una de ellas es cierta (posiblemente inspirada en el proyecto MK ultra).
The X-Files es una popular serie de televisión emitida durante la década de 1990 y los primeros años de la década de 2000, la cual presenta las investigaciones de dos intrépidos agentes del FBI, Fox Mulder y Dana Scully, quienes son en ocasiones ayudados por un grupo de teorizadores conspirativos conocidos como Los pistoleros solitarios. Muchos de los episodios tratan de un complot de invasión extraterrestre supervisada por elementos como el Gobierno de Estados Unidos, liderados por un individuo conocido como El Fumador y un todavía más misterioso «Sindicato». El famoso eslogan de la serie, «la verdad está ahí afuera», puede interpretarse como referencia a la naturaleza psicológica de búsqueda de significado discutida abajo.
La novela de Umberto Eco El péndulo de Foucault es una amplia y embrollada sátira sobre el conspiracionismo en la que los personajes intentan construir una conspiración que abarca todo, comenzando con los Templarios e incluyendo a los bávaros Illuminati, los Rosacruces, los entusiastas de la Tierra hueca, los cátaros e incluso los jesuitas.
El código Da Vinci es una novela de Dan Brown que explora un tema similar, sin la sátira, con la religión como foco: una conspiración de la Iglesia Católica ha intentado encubrir la «verdadera» historia de Jesús.
En Bones, serie de la cadena estadounidense Fox, el personaje de Jack Hodgins muestra en repetidas ocasiones ser seguidor de la teoría conspirativa.
Uso del término «teoría conspirativa» por Popper
En su trabajo de dos volúmenes Las sociedades abiertas y sus enemigos, 1938–1943, Karl Popper usa el término «teoría conspirativa» para criticar las ideologías que conducen alfascismo, nazismo y comunismo[cita requerida]. Popper argumenta que el totalitarismo estuvo fundado en «teorías conspirativas» que recurrían a complots imaginarios conducidos por escenarios paranoicos predicados en el tribalismo, o racismo. No argumenta contra la existencia de conspiraciones cotidianas (como se sugiere incorrectamente en mucha de la literatura posterior). Incluso, usa el término «conspiración» para describir la actividad política ordinaria en la Atenas clásica de Platón, quien es el principal objetivo de ataque en la obra.
En su crítica a los totalitarios del siglo XX, Popper escribe: «No deseo dar a entender que las conspiraciones nunca ocurren. Al contrario, son fenómenos sociales típicos».28
En otro capítulo, añade: «Las conspiraciones ocurren, hay que admitirlo. Pero el hecho destacado que, a pesar de la ocurrencia de conspiraciones, refutó la teoría conspirativa es que pocas de estas conspiraciones son finalmente exitosas. Los conspiradores rara vez consuman su conspiración».29
Falsabilidad
Popper propone la expresión «teoría conspirativa de la sociedad» para criticar la metodología de los que considera engañados por el «historicismo» (la reducción de la historia a una evidente e ingenua distorsión a través de un análisis crudamente formulado, predicado en una agenda repleta de suposiciones insensatas).30
Karl Popper argumenta que la ciencia se escribe como un conjunto de hipótesis falsables; aquellas teorías y aseveraciones que no admiten ninguna posibilidad de falsación son consideradas metafísicas o no científicas. Críticos de teorías conspirativas argumentan en ocasiones que muchas de ellas no son falsables y por ello no pueden ser científicas. Esta acusación es a menudo correcta, y es consecuencia de la estructura lógica de ciertas clases de teorías conspirativas. Éstas toman la forma de aserciones existenciales, alegando la existencia de alguna acción u objeto sin especificar el sitio o momento en el que puede observarse. La falta de observación del fenómeno es el resultado de buscar en el lugar equivocado (esto es, de haber sido engañado por la conspiración), lo cual hace imposible cualquier demostración de que la conspiración no existe.
Sin embargo, el uso de la falsabilidad como criterio para distinguir entre ciencia y no ciencia ha sido criticado por un buen número de académicos. Entre ellos destacan los una vez estudiantes de Popper: Thomas Kuhn, Paul Feyerabend e Imre Lakatos, que argumentan que ninguna teoría es falsable en el sentido de Popper, y que como consecuencia Popper representa erróneamente el proceso real de descubrimiento científico.31
Conspiracionismo
Las teorías conspirativas a menudo no se toman seriamente debido a que muchas de ellas, casi por definición, carecen de evidencia verificable. Otros, por otro lado, protestan contra la práctica de mencionar únicamente las teorías conspirativas más ridículas, obviando las teorías conspirativas que han resultado ciertas (tales como la conspiración para asesinar a Kennedy o el Holocausto). Esto lleva a la pregunta de qué mecanismos podrían existir en la cultura popular que lleven a la invención y diseminación subsiguiente de teorías conspirativas.
En búsqueda de respuestas a tal pregunta, la teoría conspirativa se ha vuelto un tema de interés para sociólogos, psicólogos y expertos en folclore desde al menos la década de 1960, cuando el asesinato del presidente de Estados Unidos John F. Kennedy provocó una respuesta del público sin precedentes dirigida contra la versión oficial del caso según lo expuso el Reporte de la Comisión Warren. El informe de dicha comisión ha sido contradicho por el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos, establecido en 1976, que en su informe final concluye que el presidente John F. Kennedy fue probablemente asesinado como resultado de una conspiración.
Una visión del mundo que supuestamente tiene como centro teorías conspirativas en el desarrollo de la historia se denomina en ocasiones como «conspiracionismo». El historiadorRichard Hofstadter indicó el papel de la paranoia y el conspiracionismo a lo largo de la historia de Estados Unidos en su ensayo The Paranoid Style in American Politics, publicado en 1964. El clásico de Bernard Bailyn The Ideological Origins of the American Revolution (1967) hace notar que en Estados Unidos puede encontrarse un fenómeno similar durante el tiempo que precedió a la independencia estadounidense.32
El término «conspiracionismo» fue popularizado por el académico Frank P. Mintz en la década de 1980. El trabajo académico en teorías conspirativas y conspiracionismo presenta un rango de hipótesis como base de estudio del género. Entre los principales académicos del conspiracionismo se encuentran: Hofstadter, Karl Popper, Michael Barkun, Robert Alan Goldberg, Daniel Pipes, Mark Fenster, Mintz, Carl Sagan, George Johnson y Gerald Posner.
De acuerdo con Mintz, el conspiracionismo denota «creencia en la primacía de conspiraciones en el desarrollo de la historia»:33
El conspiracionismo satisface las necesidades de diversos grupos políticos y sociales en Estados Unidos y otras regiones. Identifica élites, las culpa por las catástrofes económicas y sociales, y asume que las cosas serán mejores una vez la acción popular las pueda remover de las posiciones de poder. Como tales, las teorías conspirativas no tipifican una época o ideología particular.34
Frank P. Mintz
A lo largo de la historia humana, algunos líderes políticos y económicos «han sido» genuinamente la causa de enormes cantidades de muerte y miseria, y en algunas ocasiones se vieron involucrados en conspiraciones, al tiempo que ahora promueven teorías conspirativas sobre sus objetivos. Hitler y Stalin serían meramente los ejemplos más prominentes; ha habido numerosos más.35
En algunos casos ha habido aseveraciones acusadas de ser teorías conspirativas que luego mostraron tener alguna base en los hechos (para ejemplos, ver abajo «Conspiraciones verificadas»).36 37
La idea de que la historia misma está controlada por grandes y duraderas conspiraciones es desestimada por el historiador Bruce Cumings:
Pero si las conspiraciones existen, ellas raramente mueven la historia; producen una diferencia al margen de cuando en cuando pero con las consecuencias imprevistas de una lógica fuera del control de sus autores: y este es el error de la «teoría conspirativa». La historia se mueve por las amplias fuerzas y grandes estructuras de las colectividades humanas.38
El término «conspiracionismo» se usa en el trabajo de Michael Kelly, Chip Berlet y Matthew N. Lyons.
De acuerdo con Berlet y Lyons, «El conspiracionismo es una forma narrativa particular de articular un chivo expiatorio, la cual enmarca enemigos satanizados como parte de un vasto e incisivo argumento contra el bien común, mientras que valora el chivo expiatorio como un héroe para la alarma resonante».39
Argumentos generales contra el conspiracionismo
Los argumentos contra el conspiracionismo no suelen dirigirse a demostrar que está siempre equivocado ni a analizar si es posible que acierte al menos algunas veces, sino a, supuestamente, analizar los mecanismos psicológicos por los que aparece. Esto, a juicio de algunos, quita legitimidad al mismo concepto de «conspiracionismo» y a los argumentos «contra el conspiracionismo».
Muchas personas tienden a responder a eventos o situaciones que han tenido un impacto emocional en ellos tratando de darles sentido, típicamente en términos espirituales, morales, políticos o científicos. Eventos que parecen resistirse a tales interpretaciones pueden provocar que el sujeto busque con más premura un significado, hasta que alcance uno que sea capaz de ofrecerle al sujeto inquisidor la satisfacción emocional requerida.
En otras ocasiones, el desarrollo de secuencias complejas de eventos, tales como fenómenos políticos, son explicables, pero no en términos simples. Las teorías conspirativas son a menudo preferidas por las personas como modo de entender lo que está pasando a su alrededor sin tener que lidiar con las complejidades de la historia o interacción política.
Como historiador sociológico, Holger Herwig encontró, estudiando explicaciones alemanas para el origen de la Primera Guerra Mundial, que «aquellos eventos que son más importantes son más difíciles de entender porque atraen la mayor atención de inventores de mitos y charlatanes».
Este proceso normal de búsqueda de una explicación satisfactoria podría desviarse por diversas influencias. Al nivel del individuo, las necesidades psicológicas apremiantes pueden influir el proceso de tal forma que algunas de nuestras herramientas mentales universales pueden imponer 'puntos ciegos' epistémicos. A nivel de grupo o sociológico, los factores históricos pueden realizar el proceso de asignar significados satisfactorios más o menos problemáticos.
Alternativamente, las teorías conspirativas pueden surgir cuando la evidencia disponible en el registro público no se corresponde con la versión común u oficial de los eventos. En este sentido, las teorías conspirativas pueden servir en ocasiones para resaltar 'puntos ciegos' en las interpretaciones comunes u oficiales de los eventos.
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