Al juzgar a otros te condenas a
ti mismo, pues haces precisamente lo mismo que hacen ellos.
Hoy nos
referiremos a la responsabilidad personal. Es algo que todos reconocemos que
los demás deberían tener, pero que nosotros creemos tener. A las personas cada
vez les cuesta más reconocer sus propios errores. Lo vemos en la política, Lo
vemos en los negocios. Lo vemos en los titulares sobre los famosos.
Sin
embargo, no es solo un problema de los ricos y famosos. Para encontrar un
ejemplo de alguien que tiene una excusa para cada acción, lo único que debemos
hacer es mirarnos al espejo. Somos sumamente rápidos para justificar nuestras
intenciones; sumamente rápidos para desviar la crítica; sumamente rápidos para
criticar... en especial a nuestro cónyuge, a quien es siempre más fácil culpar.
En
general, creemos que nuestra opinión es la correcta, o al menos, mucho más
correcta que la de nuestro cónyuge, Y creemos que dadas las mismas
circunstancias, cualquiera haría lo mismo en nuestro lugar. En lo que a
nosotros respecta, hacemos lo mejor que podemos. Y nuestro cónyuge debería
estar agradecido de que seamos tan buenos con él. Sin embargo, el amor no culpa
a otro con tanta facilidad ni justifica las intenciones egoístas. No le importa
demasiado su propio desempeño sino las necesidades de los demás. Cuando el amor
se hace responsable de sus acciones, no lo hace para probar lo noble que has
sido sino para admitir cuánto te falta por recorrer.
El amor no
pone excusas. Se esfuerza por lograr un cambio: en ti y en tu matrimonio. Por
eso, la próxima vez que estés en medio de una discusión con tu cónyuge, en lugar
de mejorar tus respuestas, detente
a ver si hay algo que valga la pena escuchar en lo que tu cónyuge dice.
¿Qué sucedería en tu relación si en lugar de culpar al otro, admitieras primero
tus propios errores? Como dicen las Escrituras: "La
reprensión aprovecha al inteligente más que cien azotes al necio"
(Proverbios 17:10 RVR1995). El
amor es responsable y está dispuesto a admitir y a corregir sus defectos y sus
errores con franqueza.
AMOR SALUDABLE
Cuando
hablamos de amor saludable muchas veces confundimos o asociamos el amor sano
con una relación perfecta. Por supuesto que las parejas saludables se enfrentan
a desafíos en el día a día; la diferencia radica en que estas utilizan sus
recursos en una misma dirección para resolver ese desafío “problema”, incluso
en ocasiones pueden quedarse atascados en una situación adversa para ambos sin
embargo a lo largo del tiempo han aprendido auto regularse buscando espacios
para cerrar lo inconcluso o lo no resuelto, y este cerrar lo inconcluso implica
un aprendizaje, una lección de vida que acerca y fortalece el vínculo.
El amor saludable es un encuentro entre dos personas que viven en el día a día dejando el pasado en el pasado. Como diría el Dr. Dyer, no se trata de dos medias personas que se unen para formar una sola sino más bien de dos seres con identidad propia que construyan un proyecto de vida con criterio de realidad, viviendo el presente y asumiendo su responsabilidad.
El amor saludable implica la expresión de sentimientos y emociones, de capacidad de disfrute, de flexibilidad, tolerancia, empatía y respeto mutuo.
Esperar con amor y sobreponerse a las crisis que forman parte del crecimiento y desarrollo de una relación de pareja. Es aceptar las diferencias, es poder ser protegido. Es poder ser protegido y a la vez poder proteger. Es aprender a sincronizase inconscientemente. Dos socios que negocian, planifican, estructuran, discuten y disfrutan.
El amor saludable es estar abierto al aprendizaje, es aprender de la pareja y dejar que la pareja aprenda de uno mismo. Es sintonizar en una reciprocidad generosa y ser compasivo con las partes toxicas propias y de la pareja.
El amor saludable también es un amor responsable donde “no siempre te voy a dar lo que quieres sino lo que es bueno para ti, lo que necesitas, aunque te molestes conmigo, después me entenderás.”
Es compartir una visión de futuro, es ser consciente de los propios juegos de poder y los de la pareja. Es saber atender y conocer las necesidades afectivas del otro. Implica centrarse en lo que funciona y resaltar las cualidades de la pareja y la relación.
Es reforzar las conductas positivas. Es desarrollar una comunicación distinta con códigos que solo la pareja entiende. Es auto motivarse y motivar al otro. Es ser tu mismo sin ninguna postura o rol falso.
El amor saludable es auto descubrirse y descubrirse en la pareja, tomando conciencia de los puntos ciegos, de las cosas que no ves en ti, recibir un feedback con amor, aceptando y tolerando nuestras propias fallas y las de la pareja.
El amor saludable es un encuentro entre dos personas que viven en el día a día dejando el pasado en el pasado. Como diría el Dr. Dyer, no se trata de dos medias personas que se unen para formar una sola sino más bien de dos seres con identidad propia que construyan un proyecto de vida con criterio de realidad, viviendo el presente y asumiendo su responsabilidad.
El amor saludable implica la expresión de sentimientos y emociones, de capacidad de disfrute, de flexibilidad, tolerancia, empatía y respeto mutuo.
Esperar con amor y sobreponerse a las crisis que forman parte del crecimiento y desarrollo de una relación de pareja. Es aceptar las diferencias, es poder ser protegido. Es poder ser protegido y a la vez poder proteger. Es aprender a sincronizase inconscientemente. Dos socios que negocian, planifican, estructuran, discuten y disfrutan.
El amor saludable es estar abierto al aprendizaje, es aprender de la pareja y dejar que la pareja aprenda de uno mismo. Es sintonizar en una reciprocidad generosa y ser compasivo con las partes toxicas propias y de la pareja.
El amor saludable también es un amor responsable donde “no siempre te voy a dar lo que quieres sino lo que es bueno para ti, lo que necesitas, aunque te molestes conmigo, después me entenderás.”
Es compartir una visión de futuro, es ser consciente de los propios juegos de poder y los de la pareja. Es saber atender y conocer las necesidades afectivas del otro. Implica centrarse en lo que funciona y resaltar las cualidades de la pareja y la relación.
Es reforzar las conductas positivas. Es desarrollar una comunicación distinta con códigos que solo la pareja entiende. Es auto motivarse y motivar al otro. Es ser tu mismo sin ninguna postura o rol falso.
El amor saludable es auto descubrirse y descubrirse en la pareja, tomando conciencia de los puntos ciegos, de las cosas que no ves en ti, recibir un feedback con amor, aceptando y tolerando nuestras propias fallas y las de la pareja.
Es el amor responsabilidad y respeto?
Piensa en lo siguiente: El
respeto nos hace sensibles a los sentimientos de los demás y nos ayuda a
aceptarlos en otras palabras trae armonía y comprensión. Al amar ya sea a
tu pareja o tu familia es importante que exista armonía. Cuando hay
armonía el amor crece y el entendimiento y la comprensión reinan. El
primer paso para poder comprender y aceptar es respetar a la otra persona,
respetar sus preferencias, su estilo de vida y su personalidad. Si no
existe respeto habrán muchos tropiezos hasta que la relación se rompa o el respeto
se genere.